Todo el mundo quiere oír buenas noticias, el que tiene una enfermedad desconocida anhela enterarse de que hay quien le pueda curar; al que le falta dinero para montar el negocio desea que le toque la lotería; el soltero de edad, lo que quiere es encontrar la pareja que soñaba; el que quiere ser una estrella, quiere una oportunidad; los políticos esperan un buen número de votos. Otros quizás solo quieren encontrar un buen trabajo, o que sus familiares no hayan sufrido en alguna catástrofe natural.
Yo quisiera presentarte una buena noticia que todo el mundo necesita. Antes tengo que decir que hay una mala noticia para todos: que nadie puede, por mucho que quiera, lograr escaparse de una vida de pecados, de muerte y de limitaciones. Todos saben que los hombres nacen para morir, la única diferencia está en la fecha de la muerte. Sobre la muerte hay muchas opiniones, casi en todas las religiones y filosofías tratan de ella. A la mayoría no les gusta hablar de la muerte, porque no saben el porqué de la muerte, ni lo que viene después, ya que ningún muerto ha vuelto para avisarles. Un problema mayor es cómo evitar la muerte y conseguir la vida nueva o eterna. A pocos les gusta morir; aún menos, morir sin saber el porqué.
Pero hay un Libro que nos dice claramente: «está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» Porque «todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios«. Y «la paga del pecado es la muerte«. Y por cierto, sea quien sea, nadie puede, por muchas excusas, dinero, poder, fama o sabiduría que tenga, librarse de la muerte. Siempre hay este gemir en el mundo: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» Para los hombres, con todas sus limitaciones, realmente es imposible librarse de la tentación del pecado, por lo que desde luego no podrán escapar de la muerte. ¡Qué mala noticia!
Hace unos dos mil años, en Belén de Judea nació un bebé que se llamaba Jesús. Unos pastores que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño vieron un ángel de Dios, quien les dijo: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.» Más tarde Juan el Bautista dio testimonio de este Jesús: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.» Y más tarde un tal Pablo de Tarso, quien era un judío celoso, perseguidor de los cristianos, se convirtió a Jesucristo, y escribió estas palabras: «Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.»
También dice Pablo en Romanos: «Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. ..”
Esta es la Buena noticia, o el evangelio, que predicaba Pablo: “ Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…” Pablo deja claro de que los hechos de Jesucristo no son fábulas, muchos antes de su nacimiento los profetas profetizaron siendo inspirados por Dios. Incluso hay historiadores contemporáneos que testificaban de la veracidad de su existencia y su influencia.
La Biblia dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. ”
Jesucristo dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz…” “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” Lamentablemente, hay pocos que quieren creer y Recibir esta buena noticia. Porque sólo los que reconocen su condición de pecador delante de Dios, reconocen que no pueden salvarse por sus propias fuerzas buscarán la ayuda del Salvador de los pecadores. Ciertamente como dice el Señor Jesús: “Los sanos no tienen necesidad de médico.”
Amigo, Jesucristo vino a este mundo, y por tus pecados murió en la cruz, y te invita hoy a que vengas a Él, y creyéndole obtengas la vida eterna y el descanso de tu alma. Además, Él prometió que vendría otra vez para salvar a los que le esperan, y juzgará a los vivos y a los muertos. Entonces no tendrás excusa de que nunca habías oído esta buena noticia. Por eso dice en cierto lugar:“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”
Entonces, al escuchar esta buena noticia, la sabia decisión es reconocer tu vida de pecados, de muerte y de limitaciones, y abrir tu corazón para recibir a Cristo como Señor y Salvador de tu vida. Si no, siempre te espera esa mala noticia?“que los hombres mueran una vez, y después de esto, el juicio.” El Señor Jesucristo dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas…Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” Amigo mío, hoy Jesucristo aún te espera a ti, la oveja perdida en este mundo, te ruego encarecidamente a que vuelvas al buen Pastor de las almas, y halles la vida eterna, y halles el descanso.
*Todas las palabras entre comillas proceden de la Biblia